La Brevet 200 km es la primera y la de menor distancia de las pruebas de ultraciclismo.

Algún día allá por el 2018 supe que este tipo de desafíos existía. Venía saliendo de una operación y había pasado más de 4 meses sin poder hacer algún tipo de ejercicio. Le dije a mi hermano “este año hacemos Lo Vasquez”, cosa que consideré algún tipo de primer hito para lograr alguna brevet.

Mi hermano lo consideró una completa locura, debido al poco ejercicio que había hecho en ese período. Para nosotros la distancia de 130 kms parecía una hazaña sobrehumana, pero con esfuerzo conjunto y constante preparación aquel viernes 7 de diciembre del 2018 llegamos a Concón felices. Exactamente un año post cirugía.

Con confianza y felicidad empecé el 2019 con la mente puesta en el siguiente desafío: lograr una Brevet el 2020. Me faltaba un compañero, ahí metí en esta “pasta base” de la bicicleta a mi amigo Raul. El 2019 intentamos distancias largas y salidas más constantes. Corral Quemado, El Toyo, básicamente el ABC de la bici en Santiago.

Vino el 18 de octubre y nos guardamos un poco, de igual manera entre barricadas y lacrimógenas en el camino hicimos lo Vasquez 2.0. Porque había que lograr el 2020 nuestra primera Brevet.

Llegó el esperado 2020, mayo era la fecha. Full preparación, proteínas, salidas, portarse bien. Todo al mil. Pero a alguien en algún lado del mundo se le ocurrió comerse un murciélago o un pangolín, y bueno… esto no puede durar más de 2 meses, pensé. No nos preocupemos, en septiembre lo lograremos. ¡Que ilusa! Brevet agendada, brevet cancelada. Así fue el 2020 enterito, y lamentablemente buena parte del 2021. No importa, sigamos preparándonos, o lo que yo pensaba era una preparación adecuada. A esta altura también llegó a mi vida el odiado rodillo, que considero quita todo el romanticismo y la adrenalina del andar en bici. Pero bueno, cuando te tienen encerrada un año y te ponen “franja deportiva” a las 5am, vives en el centro y eres mujer, el rodillo es una solución.

Hasta que llegó la primera fecha agosto 2021, uuups… ¿A quién se le ocurre ponerse a estudiar a esta altura de la vida? A mí, y me topan más fechas… Pero veo una pequeña luz con la fecha de septiembre. Agosto para darlo todo, cambiamos cerveza por agua, chatarra por verduras y a meterle proteína al cuerpo.

Llega el esperado día 4 de septiembre del 2021, día de la Brevet Centenario de 200 km. Levantarse a las 4.30 am, tomar desayuno con el estómago revuelto. Vamos a buscar a Raul, somos un manojo de nervios, mi hermana nos va a dejar al bicentenario.

Partimos, los primeros 10 km pura bajada, felicidad se ve algo fácil. Llegamos a Vespucio, falso plano que hacemos bastante seguido. Entrada a Pirque todo se ve sencillo. PC1, somos solo felicidad. Alto Jahuel con el espíritu intacto. Se viene la Chada, uno conoce sus limitaciones y se que no soy la persona más veloz en las subidas, pero al menos seré constante. Chada superada, bajo Chada volando… Bueno, me pasé un poco, ahí me grita Quique para avisarme que me había pasado. Me devuelvo y sigo. Alcanzo a Raúl y en ese momento dejo de escucharlo tirarme tallas: “debe ir cansado”, pensé. En el PC2 paremos un ratito pienso. Me suena el cel, era Raul. “Perro, me morí, me dio una puntada y casi muero”. Me devuelvo a rescatarlo, y me dice “no puedo seguir”. Corazones rotos, tristeza. Pero a tu mejor amigo nunca se le abandona. Me insiste que siga sola, le digo “no, cuando la terminemos será juntos” (spoiler alert: no pasó). Km 89 aventura terminada.

El 15 de enero 2022 nos estamos lanzando a realizar la brevet de 300 km sin haber completado la de 200 antes, con 1% de preparación y 99% de fe, pero en la fila para retirar el número me comunicaron que era contacto estrecho, fail de nuevo.

En marzo empezamos a preparar la brevet del Cajón del Maipo de mayo. Cambiamos el plan, ahora se nos ocurrió levantarnos a las 5am a hacer rodillo juntos. Y ahí llegó la tendinitis, no importa. Harto hielo, ibuprofeno y démosle. Y no se les ocurre hacer una brevet con una altimetría que nunca había logrado: casi 2700 de desnivel. Consideremos que lo mío no es la velocidad en subidas, no es que no me considere capaz de hacer ese desnivel, pero dudaba poder lograrlo en 13:30: fail de nuevo.

Quedaba solo la brevet del 3 de septiembre, la Vuelta Cachapoal. El último día de julio dije “ahora sí Natalia, no importa lo que pase, ese día lo vas a lograr, no hay excusas”. Lo que me llevó a un agosto de full preparación, doble entrenamientos. Una vez más: cambiar café y alcohol por agua y batidos de proteína. Full verduras, soya y tofu. Empecé a cuidarme en todos los aspectos de mi vida, tomando una decisión inesperada: ir al siquiatra por la ansiedad, farmacoterapia modo on. Buscar motivación en cosas inesperadas como libros, videos en YouTube de gente haciendo brevets, hasta ver por primera vez en mi vida un animé (Yowamushi Pedal)

La semana anterior mi compañero de vida y rutas @soyraulaviles me da la peor de las noticias: “parece que no voy a poder ir”. Derrumbe emocional se llama esta parte. Pero la esperanza es lo último que se pierde, había una mínima posibilidad de que lo llamaran para poder ir. Esa llamada nunca llegó. Tomar la decisión de ir sola a algo que juré que haríamos juntos fue dolorosa. Pero ya no quería seguir esperando.

La última semana fue concentración total. 2.5 litros de agua al día, descanso total desde el jueves. Acostarse con la puesta de sol. Estudiar la ruta, porque como soy mega cuadrada hice hasta un Google sheet que me iría indicando en el camino, chequeando horas en ciertos kms como voy con el tiempo. Ver altimetrías, lugares donde parar. Que llevar para comer, que llevar para tomar, etc, etc.

Viernes armando bolsito porque no voy a llevar 8 millones de cosas que no necesito y/o que puedo comprar por ahí. Solo lo “necesario” aunque en realidad terminé llevando ene cosas que nunca usé. Manojo de nervios a las 10pm acostada en la camita. Suena reloj 4.30, me doy la licencia de dormir media hora más, tomo mi desayuno viendo Ted Lasso. Avena porque en alguno de los mil videos de YouTube que vi el último mes decía que los carbohidratos que tiene son de lenta absorción, para tenerlos de línea de crédito durante el día. Me baño y visto, despierto a mi hermana. Arriba del auto su botellita de agua.

Llegamos al parque O’Higgins, lleno de gente. Nervios, se viene. Armo la bici, check-in, número en la bici. De pasada mojo a una persona que estaba sacando una foto. Mi hermana me abraza y me dice, tu puedes lograrlo.

7:00am empezamos una masa gigante a pedalear, doblamos un poco más allá, ya veo a alguien caerse. Y empiezo a andar por lugares conocidos porque son camino a mi trabajo. Sigo en la masa de gente. Voy bien, me siento bien. Ya no estoy nerviosa. PC1 km 67, 10am sobrada de tiempo. Queda más de 1 hora y algo para que cierre este punto. Y tengo hasta las 2.30pm para llegar a Rancagua, que son 40 kms más. Se ve fácil. ¿Será fácil?

Se viene Chada… no importa, siempre lento pero seguro. Vamos a Chada, subo lenta como siempre, me empieza a sonar el teléfono, esta historia ya la conozco… pero no, estoy sola. Me bajo de la bici y aprovecho de descansar un poco caminando. Eran los de Entel ofreciéndome planes, aunque soy Entel. Llego a la cima, bajar Chada. Llegar al mismo lugar donde exactamente un año atrás habíamos abandonado (las cosas de la vida). Bueno, de aquí en adelante todo es ganancia, pienso.

Llegué a Rancagua (que existe) tranquila, almuerzo las barritas de arroz con palta que también vi en un video en YouTube por ahí, de alguien que dijo que eran buenas. La rotonda del PC2 todos en el pasto, todo es risas, pero claro no me debo quedar una eternidad aquí.

Me subo a la bici de nuevo y aparece mi vieja compañera, la ansiedad. Pienso, estoy tan lejos y tan solita. Veo a la gente pasar, todos con sus amigos, conversando y acompañándose. ¿Dónde está Raúl? Grabando un comercial en Santiago. ¿Qué pasa si me pierdo? ¿qué pasa si me pasa algo? Se vinieron todos los demonios. Siento un dolor en el pecho, peor. Ya Natalia no te pongas así, está todo en tu cabeza. Pon música. Me pasa un auto literal a un centímetro del pedal, me grita “Al otro lado está la ciclovía guatona ql”, suave… Filo, me bajo de la bici. Me pongo en la ciclovía, la gente en Rancagua no respeta mucho a los ciclistas. Sigo el camino con una playlist especial para bajar las tensiones.

Quedan 60 kms para el próximo PC, entre el pc2 y pc3 empiezo a parar más de la cuenta. Me acuerdo del Google Sheets que hice en la semana: mierda no he puesto ningún registro. No importa tengo hasta las 6.20 para llegar y tiempo me queda. 20 kms para llegar a Chada, esta es más corta. Llego a los pies de Chada y paro un poco porque me doy cuenta que no había tomado agua desde Rancagua, error. Me pasan algunos ciclistas, me preguntan si estoy bien. Subo Chada, bajo Chada. Todo bien, bajar siempre es fácil, rápido y me sube el espíritu. Llego al carrito de helados PC3. Me encuentro de nuevo con unos chicos que he visto, me han pasado y he pasado ya varias veces. Me siento con ellos, conversamos un rato. Perfecto, queda una hora para que cierre este pc y me quedan algo más de 45 km para llegar. Es temprano aún y aunque he perdido tiempo inútilmente no hay nada escrito aún.

Vamos de nuevo, arriba de la bici, música. “Natalia te quedan 40 kms para llegar, lo estás logrando…” cuando alguien me grita “pa’ que se apura tanto mijita si ya va última. Ya la pasaron todos”. Cuando llevas 170 y algo kms arriba de la bici y ya venía fallando la cabeza y alguien se siente en el derecho de gritarte eso, te dan ganas de bajarte de la bici y mandar todo a la mierda. Bueno caballero, lo logró. Anduve un par de kms más para no derrumbarme al frente de él. Y llamo a mi hermana para que me vaya a buscar. A esta altura de la historia estoy no se dónde en Pirque y la noche ya está empezando a saludar. Mierda, estoy sola. No me puedo quedar aquí, avancemos mejor. Llegando a la plaza de Pirque me bajo de la bici y empiezo a caminar porque había demasiado tráfico. Comparto mi ubicación y le digo a la Fer que voy a avanzar para que nos encontremos en el camino. Llego a la subida de Puente Alto, un micrero pasa a unos cms míos, nuevamente me bajo de la bici y camino. Me pasan otros chicos y chicas, me preguntan si estoy bien. Me dan aliento, pero honestamente ya estaba derrotada.

Cuando vas con tu mejor amigo a hacer cosas que nunca pensaron posibles es una hazaña. Cuando lo haces sola, se vuelve por momentos una tortura.

Llegando al metro San José de la Estrella aparece un chico y me dice “vamos no más, vamos a llegar a la meta” me pasa en un semáforo, al semáforo siguiente le digo “nicagando llego, estoy raja”, Siguiente semáforo “vamos, vamos no más”. Se nos une un tercer chico, yo continuaba derrotada y pensando “queda 1 hora, nica llegamos”. Pero no sé cómo y ya estamos en Vespucio.

Sin darme cuenta de nuevo todo era fácil, aunque a esta altura habían partes de mi cuerpo que ya no sentía. Nos fuimos acompañando los 3, llegamos al Jumbo de Macul. Veo Irarrázaval, si doblo a la izquierda en 5 min estoy en mi casa. Miro el reloj y eran las 8.10pm. Quedan exactamente 20 minutos para llegar a la meta. Esos siguientes 15 min

pedaleo con toda mi alma, en una esquina me alcanza un auto gritándome y dándome ánimos. Mi auto de rescate me había encontrado, ninguna opción de abandonar, quedan 5kms y 20 min.

Yo puedo. Cuando vi la meta, me inundó la emoción, estaba a 5 minutos de quedar fuera de tiempo. Tiro la bici, corro al árbol, escaneo el qr… ¡LO LOGRÉ! Hice algo que hace 2 años nunca pensé que lograría. Hice algo que hace 1 hora pensé que no lograría. Hice algo que la persona que me gritó en Pirque no quería que lograra.

Han sido 2 años locos en este planeta, pero yo cumplí uno de mis sueños, el primero de los que vienen. Ser mujer y ser distinta no será más una dificultad en mi cabeza, o quizás sí, pero siempre sabré que en el momento menos esperado encontraré fuerzas en algún lugar de mi corazón o de mi cabeza o de mi cuerpo para lograr esos últimos 30 kms.

Ahora vamos por más. ¿Será muy loco pensar en una Paris-Brest-Paris?